jueves, 30 de octubre de 2008

¿Que crisis tiene España?

Todos tenemos claro que la crisis mundial es de aspecto financiero. O eso nos cuentan. Los bancos de inversión se han inventando un entramado, han vendido muy bien esos productos y la avaricia ha roto el saco de los inversores. Ahora tocaría recoger los resultados: beneficios si son positivos y perdidas si pasan a engrosar los números rojos. Curiosamente los beneficios son para los inversores y ahora resulta que las perdidas son a cargo de los presupuestos de los estados donde radican los avariciosos. Muchos de ellos han invertido con el dinero de mutuas, pensiones, ahorros, depósitos, etc, igual que si el contable de una empresa se fuera al bingo o al casino a intentar duplicar ese dinero en un golpe de buena suerte. La suerte no ha sido buena y ha perdido. ¿Por que han de pagarlo los contribuyentes que ni han apostado, ni han creído en ese sistema o no han podido porque no tenían disponibilidad de dinero? Misterio, pero lo cierto es que como ocurre en la naturaleza, cuando se alteran las reglas naturales de los sistemas, el sistema acaba cayendo estrepitosamente. En este caso la caída puede ser terrible porque hemos interrumpido drásticamente la regla básica de cualquier sistema: el que gana gana y el que pierde pierde. Algo tan evidente lo hemos convertido en que el que gana gana y el que pierde no pierde a costa de perder los demás. Y en este último caso los perdedores somos todos, la Hacienda pública (recordemos el famoso anuncio)

Pero en España no ha pasado eso. Aquí nos ha salvado la desconfianza de la abuela. Siempre echamos en cara a nuestros mayores que no se fían de todo aquello en lo que nosotros creemos y que es novedoso para ellos. Nosotros, los jóvenes (no de edad), los modernos, los que apoyamos el progreso con nuevas ideas, inventos, tecnologías se lo mostramos a nuestros mayores (no necesariamente de edad), y éstos siempre le ponen peros, todo son referencias a historias que a nosotros nos parecen leyendas que indican que aquello es un camelo, un engaño o acaba siendo perjudicial. Y entonces los tachamos de antiguos y seguimos con lo nuestro. Pues la desconfianza de la abuela o quizás el tópico y típico retraso español que siempre llega con retraso a esas maravillosas novedades conocidas por el resto del mundo, ha evitado que nuestro sistema financiero se haya metido hasta el fondo en toda esa voragine de activos intoxicados. O eso nos están haciendo creer.

¿Entonces de dónde procede la crisis en España? Desde aquí lo vemos muy claro y lo hemos expuesto en otro artículo. El euro nos ha hecho mucho daño. Bueno, el euro no. Por un lado tenemos la falta de conciencia del valor de la nueva moneda por parte de los usuarios. Y por otro, unos cuantos se han aprovechado y han hecho de la avaricia su moneda, especialmente los intermediarios que han redondeado de manera increible los precios en los trasiegos de los bienes. Para rematarlo, el distribuidor final, el que está en contacto con el público, está ayudando incrementando los precios a golpe de centimazos. ¿Qúe es el centimazo?: algo cuesta 4 euros y queremos hacer una subida normal del 5% por ejemplo y en lugar de ponerlo a 4,20 euros, redondeamos y lo dejamos en 4,50. A veces eso ocurre varias veces al año. Los que sean asiduos de cadenas como Mercadona, vayan tomando nota de los precios de productos que consumen habitualmente y veran como sin darnos cuenta, éstos pueden subir de manera mas que notable a lo largo de uno o dos años. Por otro lado fijaros que ya no hay céntimos. Nada cuesta 5,32 ó 3,48 ó 9,77. No, no, no. Eso ha desaparecido. Ahora todo cuesta décimas de euro. Deshonrosa excepción son los ¿milésimos? que aparecen en los combustibles que juegan al engaño del 9: no parece lo mismo 4,99 euros que 5 euros. Verbigracia: 50 litros de gasolina a 0,99 euros son 49,50 euros y sin embargo los mismos litros a 0,998 euros son 49,90 euros. El problema es que despreciamos la diferencia de 40 céntimos cuando en pesetas hablamos de algo mas de 66 pesetas. Si al problema del redondeo del euro le sumamos la estafa del IPC tenemos la respuesta básica de la crisis. Baste para ilustrar este fraude legal (curiosa antítesis del estado de derecho) lo que está pasando con el susodicho guarismo y el precio del petroleo: el precio subio desorbitadamente y se le culpo del repunte del IPC. Eso si, el IPC subió unas décimas mientras el petróleo subía a casi el doble de su precio en pocos meses. De repente baja a la mitad y el IPC no baja por décimas sino casi por puntos. Lo mismico que ha ocurrido entre petróleo y combustibles de automoción: sube un dolar el barril y sube al día siguiente un céntimo el combustible final. Baja 10 dolares el barril y tras mil excusas y a duras penas, baja algo el combustible. ¿Curioso verdad?. Este es nuestro sistema económico. Y este entedemos que es el origen de la crisis, sobre todo en productos tan esenciales como es la alimentación y la vivienda.

¿Y que han hecho los estados y en concreto el Estado español, que es el que nos interesa realmente? Ante la subida de los precios de productos de primera necesidad (comida y vivienda) no ha hecho nada de nada. Se ha argumentado que para eso esta el mercado, el libre comercio y el ajusto de los precios entre la demanda y la oferta. Y así nos hemos quedado hasta que el problema ha llegado a la banca mundial. Lo que muchos vaticinaban hace ya tiempo, la famosa crisis ninja ya la tenemos aquí. Y entonces los estados si que han hecho: han regalado dinero a los bancos en crisis mientras sus directivos se iban de rositas y los perjudicados no sentían los problemas de la crisis de las empresas que habían invertido. Aquí aun va mas lejos porque que se sepa los bancos no tienen problemas y aun así se las han insuflado miles de millones de euros, que por cierto se manejan como si fuera miles de millones de pesetas. ¿Habéis intentado hacer el ejercicio de convertir todas esas cantidades a pesetas? Si lo hacéis veréis que hacen lo mismo de lo que nos estamos quejando desde hace varios artículos: 1 euro = 100 pesetas. ¿Curioso verdad?: como es arriba así es abajo.

Aunque strictu senso la crisis en España podemos llamarla financiera porque los bancos se han cerrado en banda para dar prestamos, renegociarlos etc. Pero además están rematando la crisis inmobiliaria porque saben que los precios se han desplomado y los que tienen embargados o en vías de ellos no los sueltan. Probad una cosa: enteraros de quien no puede pagar la hipoteca y a quien el banco le haya apremiado las cantidades impagadas por ese concepto. En cualquier otro momento, con los precios de las viviendas como los teníamos por las nubes, con ir a la sucursal y ofrecer la cantidad debida para quedaros en subasta la vivienda, habría bastado. Se supone que al banco solo le interesa recuperar la hipoteca insatisfecha, ¿no?. Pues no, ahora no ocurre eso. Ahora los bancos no quieren vender o bien si lo hacen es marcando el precio antiguo de la vivienda, precio muy superior al de la cantidad debida a la entidad financiera. ¿Qué creemos que hacen? Esperar que las cosas mejoren. O sea, que ellos reciben todo el dinero que les haga falta, sin que preguntemos y sin que sepamos a quien va destinado y a cambio no ayudan a que las cosas mejoren ¿Cómo lo llamaríais vosotos a eso? ¿Qué pensaríais si os lo hiciera un amigo o conocido?

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